sábado, 23 de octubre de 2010

Volveeeer

Hoy una nena de 11 años me preguntó si algún hombre había hecho algo “tierno” por mi… Le dije que si, así, al pasar, como no queriendo pensar demasiado, no sea cosa que me de cuenta de que no… Pero se ve que la niña estaba insistente, quizás andaba enamorándose de su compañerito de banco, pobre… Asi que preguntó
¿Qué hicieron?
(¡Maldición!) “No seeee… muchas cosas, ahora no se me ocurre naaaada”
“Bueno, pensalo y después del almuerzo me contestás”

Y como no puedo con mi genio y no me permito dejar a un/a niñx sin respuesta, tuve que pensar…
Lo primero fue pensar cuales eran los hombres dignos de ser recordados en ese momento… (lo más fácil era recordar las cosas tiernas que han hecho mi viejo o mi primo, pero eso no contestaría su pregunta y, de nuevo, mi genio no me lo permitiría…). Logré reducir el grupo a unos 4 o 5 hombres… Luego debía pensar un solo hecho digno de ser un ejemplo de ternura… Se complicó, siempre me niego a recordar a los hombres de mi vida, eso implica volver a traerlos y si están allá por algo será… Pero no, resulta que esta niñita y su pregunta “inocente” movilizaron todo en mí, y así empezaron a aparecer:
  • El de Baires, que cayó al Cyber de sorpresa para mi cumpleaños y que cuando yo entré estaba ahí, usando una máquina y haciéndose pasar por un cliente…
  • El otro de Baires (si, jodido, enamorarme de porteños es una simple excusa para visitar Bs As) que después de 5 meses de novios me dejó, y a los 20 días cayó a Córdoba, de sopetón, así, para decirme que quería que me fuera a vivir con él… pero no, resulta que eso no fue ternura, fue idiotez total…
Nonono, el ejemplo de ternura tenía que ser algo más simple, algún recuerdo que me estrujara el corazón y me hiciera querer regresar…
  • El que llamó a todas mis compañeras de curso hasta averiguar mi dirección para mandarme flores y una botita de Winnie Pooh (las de Navidad) que todavía uso…
  • El que se agarró a las piñas… no, no, ese no sería un buen ejemplo…
Y así pasé todo el almuerzo, callada, pensando que si, que era una idiota, que nunca imaginé que hubiese tantas cosas lindas en mis relaciones, que por qué nunca me acordaba de esas cosas y sí de lo bajones…
Hasta que por fin, sisi… ese

Veni, ya se… La cosa más tierna que hicieron por mi fue esperarme media hora en la puerta de casa, regalarme un alfajor y decirme: “no, hoy no fui a jugar al fútbol con los chicos, preferí venir a verte…”

Definitivamente la nena no entendió, la abuela se sonrió… y yo me sentí una idiota (como aquella vez)…

Valga esto como homenaje a ese hombre que (aunque después,me jodió alevosamente la vida…) por dos horas, me hizo sentir la mujer más importante y maravillosa de todo mundo conocido y por conocer...

Me puse cursi, capaz que no sea buena idea escribir habiendo tomado… (o será que tengo que dejar de hablar con púberes)

1 comentario:

  1. A veces las cosas más simples son las que uno más valora. Me gustó mucho tu relato. Y me conmovió la poesía sobre el FSLN. Bienvenida a mi universo! Guillermo

    ResponderEliminar